Silencio

Me encanta el silencio… Es más, creo que mi vida está llena de momentos silenciosos, más que la de cualquier otra persona. No es porque en esos momentos no tenga nada que decir, o que solo quiera prestar atención a lo que me dice otra persona, o que tenga la boca tan llena de comida que no pueda pronunciar ni una sola palabra. No, no me refiero a esos momentos. Me refiero a los momentos en los que callo y presto atención a mi alrededor. A esos en los que me mudo a mi mundo de fantasía.
Me encantan esos instantes en los que puedes reflexionar tranquila, o simplemente mirar a tu alrededor y reparar en cosas en las que nunca te fijaste.
Así es como me he dado cuenta realmente de cómo se ríe un niño pequeño al jugar, de cómo su madre le grita que no se manche de barro la camisa nueva. He podido apreciar el paseo de una pareja de ancianos por el parque, pude contemplar los ojos brillantes y llenos de ilusión de una adolescente enamorada esperando al chico que le gustaba sentada en un banco.
Vi como dos personas coqueteaban mientras paseaban a sus perros y observé divertida como parecía que también dichos perros imitaban el comportamiento de sus amos.
Todas esas cosas y muchas más las he podido observar detenidamente en mis momentos de escapadas silenciosas. Cosas en las que nunca podría haberme parado a pensar antes, porque parecen tan simples e irrelevantes…
Pero os voy a contar un secreto… Los momentos silenciosos que más me gustan, son aquellos en los que subo a la terraza del edificio y me tumbo a contemplar el cielo. En esos instantes parece que la Luna y las estrellas hablan por si solas. Ahora vosotros tendréis que adivinar que dicen…Shhh.