La otra noche, al irme a dormir no conseguí conciliar el sueño.
Notaba la almohada rara, y es que estaba llena de melancolía. Melancolía porque tú no volverías a estar ahí, por recordar los momentos en los que juntos la compartíamos, las mañanas en las que me despertaba y te encontraba mirándome con una sonrisa en la cara.
Las sábanas también estaban tristes, ya no volveríamos a perdernos entre ellas, a enredarnos juntos, tampoco a juntarnos como un pequeño ovillo de lana cuando hacía frío.
Y ahora el problema es que me pierdo sola en esta cama tan grande si tú no estás.
- No sabéis cuanto os agradezco que seáis 36 los que me seguís. Miles de gracias =)
Y lo que agradecemos los 36, que nos sigas entreteniendo así. Algún día esa cama volverá a ser pequeña. Un abrazo.
ResponderEliminares que cuando una se acostumbra a dormir acompañada... después la cama se nos hace un mundo
ResponderEliminarY gracias a tí, sigue escribiendo así. TQMM!!
ResponderEliminarMe encanto lo que escribiste que tal una seguidora mas osea yo ME ENCANTO VUELVO A DECIR
ResponderEliminarMelancolegria, melancolegria!!!
ResponderEliminar=)
le traigo tarta de arándanos, para que se le quite la carita triste.
ResponderEliminar(y un gato
malabarista)
Entonces lo que tiene que hacer es llenarse la cama de peluches y echarle colonia de coco a la almohada. Seguro que así le resulta más sencillo conciliar el sueño.
ResponderEliminarUn besito, bonita :)
¿A quién no le ha pasado el sentirse así y hacer lo mismo?
ResponderEliminarEs un sentimiento que TODO el mundo ha experimentado alguna vez...
=)