24 de agosto de 2010

Nuestra antigua azotea


Hoy he vuelto a la azotea. A nuestra azotea. Estaba bañada por la luz del sol, que hacía que cada baldosa brillara como si de polvo mágico se tratara. Me pareció mucho más pequeña de lo que la recordaba. Será porque aquel entonces éramos unos críos. No puedo evitar que una sonrisa se me dibuje en la cara al volver a pensar en aquellos tiempos. Teníamos 13 años, aún ni éramos conscientes de lo que en realidad era la vida, pero así es como vivíamos. Ajenos a todo.
Pasamos tantas historias aquí arriba. Recuerdo las noches de verano, en las que subíamos todos para combatir el calor. Sara se emocionaba y empezaba a contarnos sus historias de miedo. Pedro siempre se asustaba y metía la cabeza debajo de su manta, mientras que Lucas se reía de él y le decía que era un cobarde. Entre tanto Alex y yo nos tumbábamos a mirar las estrellas y jugábamos a ver quién era el que encontraba la forma más extraña. Nunca entenderé como siempre me podía ganar, será que a lo mejor yo pasaba más tiempo del debido mirando sus intensos ojos azules en vez de a las estrellas. Me encantaban esas noches de verano.
Y en invierno, cuando no había clase hacíamos el esfuerzo de levantarnos antes de que saliera el sol, para subir todos juntos a contemplar el amanecer. Era especialmente hermoso. Todos lo mirábamos asombrados, y recuerdo también que de buenas a primeras miraba a mi lado y encontraba a Sara dormida en el hombro de Lucas. Me encantaba verlos así, ya que siempre supe que Sara estaba colada por él.
Siguen viniendo tantos recuerdos a mi cabeza… También solíamos subir a jugar con las cometas, cada uno había fabricado la suya. En una ocasión mi cometa se enredó con la antena del edificio. Alex se hizo el valiente, no sé si para impresionarme o solo para experimentar que se sentía salvando algo, pero se subió a la caseta de las herramientas donde estaba colocada la antena y la bajó. En todos nuestros rostros se dibujó una amplia sonrisa y yo no pude evitar abalanzarme sobre él para abrazarle.
Me alegra que hayan remodelado el edificio y hayan puesto a la venta los pisos. En realidad vine para ver uno, pero no pude aguantar las ganas de subir a nuestra antigua azotea. Creo que me compraré el ático, para poder volver aquí a menudo.

6 comentarios:

  1. me encanta, precioso...
    te hago una recomendación para que quede mejor aún; justifica el texto para que todos los renglones se queden en el mismo lugar.

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  2. Qué historia tan entrañable :) Un saludo, te iré leyendo!

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  3. tan bonito como siempre xD. Sigue así!!!

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  4. qué bonitos recuerdos
    yo también quiero tener una azotea :-)

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  5. las azoteas siempre guardan historias bonitas, y recuerdos, montones de recuerdos. muás

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  6. los recuerdos como estos te hacen coger aire y fuerzas para seguir creyendo en la intensidad con la que debe vivirse un rescate de cometa, algo tan pequeño y a la vez tan grande :) Por cierto me encantan los áticos...son una debilidad.

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